Lectura del Día 16/10/2021

 

Lectura del Día

De la Carta de Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18

Hermanos: La promesa que Dios hizo a Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino de la justificación obtenida mediante la fe.

En esta forma, por medio de la fe, que es gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley, sino también para todos los que tienen la fe de Abraham. Entonces, él es padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te he constituido padre de todos los pueblos.

Así pues, Abraham es nuestro padre delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que todavía no existen. Él, esperando contra toda esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así de numerosa será tu descendencia.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas 12, 8-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.

A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.

Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir’’.

Palabras del Santo Padre

En su despedida de los discípulos (cf. Jn 14,15-21), Jesús les da tranquilidad con una promesa: "No les dejaré huérfanos" (v. 18). Los defiende de ese dolor, de esa dolorosa sensación de orfandad. Hoy en el mundo hay un gran sentimiento de orfandad: muchos tienen abundancia de cosas, pero les falta el Padre. […] Hoy podemos decir que vivimos en una sociedad en la que falta el Padre, un sentido de orfandad que toca la pertenencia y la fraternidad. Por eso Jesús promete: "Yo rogaré al Padre y les dará otro Paráclito" (v. 16). "Yo me voy", dice Jesús, "pero vendrá otro que les enseñará el Camino hacia el Padre. Él les recordará cuál es la Vía de acceso al Padre". El Espíritu Santo no viene a "conquistarse su propia clientela"; viene a indicarnos cómo se llega al Padre, a recordarnos el acceso al Padre, el que Jesús abrió, el que Jesús nos hizo ver. No existe una espiritualidad del Hijo solo o del Espíritu Santo solo: el centro es el Padre. El Hijo es enviado por el Padre y regresa al Padre. El Espíritu Santo es también enviado por el Padre para recordarnos y enseñarnos que Jesús es el Camino al Padre. (Homilía Santa Marta 17 de mayo de 2020)


Vaticano
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