SAGRADA FAMILIA

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SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

PRIMERA LECTURA
Quien teme al Señor honrará a sus padres

Lectura del libro del Eclesiástico 3,2-6.12-14

El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.

Salmo responsorial
Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos

Salmo 127, 1bc-2. 3. 4-5

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

SEGUNDA LECTURA
La vida de familia vivida en el Señor

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21

Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.

EVANGELIO
El niño iba creciendo, lleno de sabiduría

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Éste ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

O bien, en el presente año B pueden utilizarse las siguientes lecturas

PRIMERA LECTURA
Uno salido de tus entrañas será tu heredero

Lectura del libro del Génesis 15, 1-6; 21,1-3

En aquellos días, el Señor dirigió a Abrán, en una visión, la siguiente palabra:
«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».
Abrán contestó:
«Señor Dios, ¿qué me vas a dar si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».
Abrán añadió:
«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».
Pero el Señor le dirigió esta palabra:
«No te heredará ese, sino que uno salido de tus entrañas será tu heredero».
Luego lo sacó afuera y le dijo:
«Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas».
Y añadió:
«Así será tu descendencia».
Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia.
El Señor visitó a Sara, como había dicho.

El Señor cumplió con Sara lo que le había prometido.
Sara concibió y dio a Abrahán un hijo en su vejez, en el plazo que Dios le había anunciado.
Abrahán llamó Isaac al hijo que le había nacido, el que le había dado Sara.

Salmo responsorial
El Señor es nuestro Dios, se acuerda de su alianza eternamente

Salmo 104, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.

Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
¡Estirpe de Abrahan, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac.

SEGUNDA LECTURA
La fe de Abraham, de Sara y de Isaac

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19

Hermanos:
Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo vigor para concebir cuando ya le había pasado la edad, porque consideró fiel al que se lo prometía.
Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.

EVANGELIO

El mismo señalado anteriormente

Santoral, ¿Quien es San Esteban?

San Esteban

Esteban vivió en Jerusalén y fue el primero de los siete diáconos elegidos por la comunidad cristiana para ayudar a los apóstoles en el ministerio de la fe.

La única fuente de información la podemos encontrar en los Hechos de los Apóstoles. En Hechos 6, 5-6 vemos su llamado al servicio caritativo de los discípulos como diácono y en su martirio

Lo más importante es que, además de los servicios caritativos, Esteban desempeña también una tarea de evangelización entre sus compatriotas, los «helenistas», presentando en el nombre de Jesús una nueva interpretación de Moisés y de la misma Ley de Dios, relee el Antiguo Testamento a la luz del anuncio de la muerte y de la resurrección de Jesús. Esto provoca la antipatía de los judíos que interpretaron sus palabras como blasfemia y por eso fue condenado a la lapidación. (Hechos 6, 11-14)

Al asesinato de Esteban, primer mártir de Cristo (protomártir), le siguió una persecución local contra los discípulos de Jesús, esta persecución es considerada la primera en la historia de la Iglesia.

Patronazgo
San Esteban es patrono de los diáconos y de las ciudades de Serbia, Biella y Menorca

Lugares de culto
El lugar del martirio de Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente algo más afuera de la Puerta de Damasco, en el norte, donde ahora se encuentra precisamente la iglesia de Saint- Étienne. Después del descubrimiento del cuerpo de San Esteban en Jerusalén, en 415, comenzaron a ocurrir milagros en sus lugares de culto.
En Ancona (Italia) es muy venerada su reliquia que llegó a la ciudad por un marinero que habría sido testigo de la lapidación. Otro lugar de culto importante se encuentra en: Uzala, cerca de la actual Túnez.

Curiosidades
El 3 de agosto se recuerda la invención de san Esteban, el primer mártir (protomártir) de la Iglesia. El Códice de Athos le considera santo desde su cuna. Al parecer, el diablo aprovechó que la niñera estaba distraída para llevárselo y dejar en su lugar a un bebé diablo. El niño Esteban estaba tan bendecido, que los diablos no pudieron llevárselo al infierno y lo abandonaron a la puerta de un judío llamado Julián, que lo educó santamente.

Artísticamente es representado con piedras y la palma del martirio. La iconografía de las iglesias orientales le muestra como un hombre joven, sin barba, con una tonsura, llevando ropas de diácono y, a menudo, sosteniendo una pequeña iglesia.

Oración
Dichoso tú, san Esteban, que por proclamar tu amor a Cristo en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo. Haz que seamos muchos, muchísimos los que con nuestras palabras y buenas obras nos declaremos amigos y seguidores de Jesús en esta vida y seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

“Y le contemplaba encorvado hacia el suelo bajo el peso
de la muerte que ya le derribaba; pero haciendo de sus
ojos puertas para llegar al ciclo, y rogando al Señor en
medio de tal martirio y con aquel aspecto que excita
a la piedad, que perdonase a sus perseguidores. (Purgatorio XV)

En la Divina Comedia, Dante habla de haber asistido una escena conmovedora: la de la lapidación de un joven que, muriendo, invoca el perdón para sus perseguidores. A impactar al poeta florentino, es la mansedumbre de Esteban que de hecho emerge en toda su fuerza en la narración de los Hechos de los Apóstoles, donde cuenta su historia. « ¡Señor, no los culpes por este pecado!», grita fuerte Esteban, doblando las rodillas pocos momentos antes de expirar.

El joven lleno del Espíritu Santo
Esteban fue uno de los primeros en seguir a los Apóstoles. Se supuso que fuese griego, o judío educado en la cultura helenística. Lo cierto es que fue muy apreciado en la comunidad de Jerusalén, tanto es así que su nombre aparece en los Hechos como el primero entre los siete que fueron elegidos para ayudar a los Apóstoles en su misión. “Un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo”, realizaba prodigios y milagros, pero algunos de la sinagoga instigaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, al decir que lo habían escuchado pronunciar expresiones blasfemas contra Moisés y contra Dios. Era el período posterior a Pentecostés. Esteban fue arrastrado ante el Sanedrín, fueron presentados falsos testigos que lo acusaron de haberlo oído decir que Jesús el Nazareno habría destruido ese lugar y subvertido las costumbres dictadas por Moisés.

Lapidación y perdón
Entonces Esteban pronunció el discurso más largo de los Hechos de los Apóstoles, un fuerte discurso en el que repasó la historia de la salvación. Dios había preparado la venida del Justo, pero ellos habían resistido al Espíritu Santo, así como sus padres habían perseguido a los profetas. “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios”, concluyó Esteban. Palabras que le costaron caro. Los presentes estallaron en fuertes gritos. Fue arrastrado fuera del furor de la gente y comenzaron a lapidarlo. Entre los que aprobaron su asesinato estaba Saúl, quien de feroz perseguidor de los cristianos se convertiría luego en el Apóstol de los gentiles, San Pablo. A sus pies depusieron el manto de Esteban, y mientras las piedras lo golpeaban, el joven pidió a Jesús que acogiera su espíritu y perdonase a sus asesinos.

Fuerte la devoción por el Protomártir
El lugar del martirio de San Esteban en Jerusalén se coloca tradicionalmente en las afueras de la Puerta de Damasco, donde hoy surge la iglesia de Saint-Étienne. En el cristianismo, la devoción a San Esteban fue inmediatamente fuerte y las noticias sobre sus reliquias se remontan al 400 DC. El eco de su vida, sobre todo de su martirio, ha permeado profundamente en el arte. A menudo se representa con piedras decorativas o con la palmera. Una curiosidad: sólo en Italia, 14 municipios llevan su nombre.

Lectura del Día 26/12/2020

Lectura del Día

Del Libro de los Hechos de los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él.

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.

Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.

Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor.

Evangelio del Día

Evangelio según Mateo 10, 17-22

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.

El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará’’.

2612

Palabras del Santo Padre

Hoy se celebra la fiesta de San Esteban, el primer mártir. […] En el ambiente de alegría de la Navidad, este recuerdo del primer cristiano apedreado y muerto a causa de la fe puede parecer fuera de lugar. Sin embargo, precisamente desde la perspectiva de la fe, la celebración de hoy está en sintonía con el verdadero significado de la Navidad. En el martirio de Esteban, de hecho, la violencia es vencida por un amor no violento, la muerte por la vida: Esteban, en la hora del testimonio supremo, contempla los cielos abiertos y, como Jesús, ofrece el perdón a sus perseguidores (cf. v. 60). ÁNGELUS 26 de diciembre de 2019

 

Vaticano
Tomado de: https://www.vaticannews.va/es/

NATIVIDAD DEL SEÑOR

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NATIVIDAD DEL SEÑOR

PRIMERA LECTURA
Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.

Salmo responsorial
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Salmo 97, 1bcde.2-3ab.3cd-4.5-6

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Tañed la cítara para el Señor,
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por el Hijo

Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mí un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

EVANGELIO
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

NATIVIDAD DEL SEÑOR

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NATIVIDAD DEL SEÑOR

PRIMERA LECTURA
Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.

Salmo responsorial
Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Salmo 97, 1bcde.2-3ab.3cd-4.5-6

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Tañed la cítara para el Señor,
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por el Hijo

Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mí un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

EVANGELIO
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.