Lectura del Día 22/12/2020

Lectura del Día

Del Libro del Profeta Samuel 1, 24-28

En aquellos días, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.

Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al Señor y que él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre,
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen
.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes

y a los ricos los despidió sin nada.

Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,

como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre’’.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

2212

Palabras del Santo Padre

¿Qué nos aconseja nuestra Madre? Hoy en el Evangelio lo primero que dice es «engrandece mi alma al Señor» (Lc 1, 46). Nosotros, acostumbrados a escuchar estas palabras, quizá ya no hagamos caso a su significado. Engrandecer literalmente significa “hacer grande”, agrandar. María “engrandece al Señor”: no los problemas, que tampoco le faltaban en ese momento, sino al Señor. […] De aquí surge el Magnificat, de aquí nace la alegría: no de la ausencia de los problemas, que antes o después llegan, sino que la alegría nace de la presencia de Dios que nos ayuda, que está cerca de nosotros. Porque Dios es grande. Y sobre todo, Dios mira a los pequeños. Nosotros somos el punto débil de su amor pues Dios cuida y ama con predilección a los pequeños. ÁNGELUS 15 de agosto de 2020

 

Vaticano
Tomado de: https://www.vaticannews.va/es/

Reto: Adviento, Evangelio según San Lucas, Capitulo 22

Adviento

Evangelio según San Lucas, Capitulo 22

“1.Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua. 2.Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle desaparecer, pues temían al pueblo. 3.Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce; 4.y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo. 5.Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero. 6.El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera. 7.Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua; 8.y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para que la comamos.» 9.Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?» 10.Les dijo: «Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al paso un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en que entre, 11.y diréis al dueño de la casa: “El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?” 12.El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; haced allí los preparativos.» 13.Fueron y lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. 14.Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; 15.y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; 16.porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.» 17.Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; 18.porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.» 19.Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» 20.De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. 21.«Pero la mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa. 22.Porque el Hijo del hombre se marcha según está determinado. Pero, ¡ay de aquel por quien es entregado!» 23.Entonces se pusieron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer aquello. 24.Entre ellos hubo también un altercado sobre quién de ellos parecía ser el mayor. 25.El les dijo: «Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; 26.pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. 27.Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. 28.«Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; 29.yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, 30.para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 31.«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; 32.pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» 33.El dijo: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte.» 34.Pero él dijo: «Te digo, Pedro: No cantará hoy el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.» 35.Y les dijo: «Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?» Ellos dijeron: «Nada.» 36.Les dijo: «Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome y lo mismo alforja, y el que no tenga que venda su manto y compre una espada; 37.porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: “Ha sido contado entre los malhechores.” Porque lo mío toca a su fin.» 38.Ellos dijeron: «Señor, aquí hay dos espadas.» El les dijo: «Basta.» 39.Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. 40.Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.» 41.Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba 42.diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» 43.Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. 44.Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. 45.Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza; 46.y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.» 47.Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso. 48.Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!» 49.Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?» 50.y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. 51.Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó. 52.Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos? 53.Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.» 54.Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos. 55.Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. 56.Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él.» 57.Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!» 58.Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.» Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!» 59.Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.» 60.Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, 61.y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.» 62.Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. 63.Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban; 64.y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?» 65.Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas. 66.En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hiceron venir a su Sanedrín 67.y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo digo, no me creeréis. 68.Si os pregunto, no me responderéis. 69.De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.» 70.Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo: «Vosotros lo decís: Yo soy.» 71.Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»”

 

Lectura del Día 21/12/2020

Lectura del Día

Can 2, 8-14

Aquí viene mi amado saltando por los montes,
retozando por las colinas.
Mi amado es como una gacela, es como un venadito,
que se detiene detrás de nuestra tapia,
espía por las ventanas y mira a través del enrejado.

Mi amado me habla así:
“Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.
Mira que el invierno ya pasó;
han terminado las lluvias y se han ido.

La flores brotan ya sobre la tierra;
ha llegado la estación de los cantos;
el arrullo de las tórtolas se escucha en el campo;
ya apuntan los frutos en la higuera
y las viñas en flor exhalan su fragancia.

Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas,
en las grietas de las peñas escarpadas,
déjame ver tu rostro y hazme oír tu voz,
porque tu voz es dulce y tu rostro encantador”.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Lucas 1 39-45

Palabras del Santo Padre

El evangelista nos dice que «María se levantó y se fue con prontitud» (v. 39) hacia Isabel: apresurada, no en ansia, no ansiosa, sino con prontitud, en paz. «Se levantó»: un gesto lleno de solicitud. Podría haberse quedado en casa para prepararse para el nacimiento de su hijo, en lugar de eso, se preocupó primero de los demás que de sí misma, demostrando de esa manera que ya era una discípula de ese Señor que llevaba en su vientre. El evento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad; además, la auténtica caridad es siempre el fruto del amor de Dios. […] Que la Virgen María nos obtenga la gracia de vivir una Navidad extrovertida, pero no dispersa, extrovertida porque en el centro no está nuestro «Yo», sino el Tú de Jesús y el tú de los hermanos, especialmente aquellos que necesitan ayuda. Entonces dejaremos espacio al amor que, también hoy, quiere hacerse carne y venir a vivir entre nosotros. ÁNGELUS 23 de diciembre de 2018

 

Vaticano
Tomado de: https://www.vaticannews.va/es/

Reto: Adviento, Evangelio según San Lucas, Capitulo 21

Adviento

Evangelio según San Lucas, Capitulo 21

“1.Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; 2.vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, 3.y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. 4.Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.» 5.Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: 6.«Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.» 7.Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?» 8.El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. No les sigáis. 9.Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.» 10.Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11.Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 12.«Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; 13.esto os sucederá para que deis testimonio. 14.Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, 15.porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. 16.Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, 17.y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 18.Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. 19.Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. 20.«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. 21.Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; 22.porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito. 23.¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo; 24.y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. 25.«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26.muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. 27.Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. 28.Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.» 29.Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles. 30.Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. 31.Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. 32.Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 33.El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 34.«Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupacines de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35.como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. 36.Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.» 37.Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos. 38.Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo.”

 

Duerme, no llores

DUERME, NO LLORES
L. y M. de J. G. Treviño

Os anunciamos con gozo inmenso
que hoy ha nacido El Salvador
en un pesebre, sobre las pajas,
y entre pañales duerme el Señor.

Duerme, no llores, Jesús del alma;
duerme, no llores, mi dulce amor,
Duerme, no llores que esas tus lágrimas
parten el alma de compasión.

Si por mí lloras, Jesús amado,
por mis pecados e ingratitud,
que cese el llanto, que en adelante
ya nunca ingrato te haré llorar.

Duerme, no llores, Jesús del alma…

Ya mis cantares no harán más ruido,
ya mis cantares van a callar;
mas mis amores en el silencio
siguen velando. ¡No callarán!

Duerme, no llores, Jesús del alma…

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